La comisión europea y del Reino Unido se puso alerta con la función “Privacy Sandbox” por el exceso de posición dominante de Google y es que el 65,68% del mercado de navegadores web le pertenece, dando por sentado que iban a tener mayor control de la publicidad online.

A fin de cuentas, Google no quiso enojar a sus principales clientes (los anunciantes) y esta semana anunció que no eliminará gradualmente las cookies de terceros en su navegador Chrome como estaba planeado.

Estas cookies permiten a las empresas realizar un seguimiento y dirigirse a los consumidores en otros sitios web. Por ejemplo, Expedia puede enviar un anuncio a los clientes potenciales cuando los ve comprando equipaje en Amazon, o Hilton puede ofrecer estancias con descuento a los clientes potenciales que hayan visitado Marriott.com.

Además de los anunciantes, algunas autoridades de competencia advirtieron que eliminar las cookies de terceros podría limitar la competencia publicitaria.

Google tardó cuatro años en darse cuenta de que no bloquearía automáticamente estas cookies en Chrome, lo que hace que parezca una tarea enorme. Pero ya es posible bloquearlas marcando una casilla en la configuración de Privacidad y Seguridad de Chrome, y el navegador Safari de Apple bloquea de forma predeterminada las cookies de terceros desde hace años. Mientras tanto, Google sigue evasivamente:

«En lugar de desaprobar las cookies de terceros, introduciríamos una nueva experiencia en Chrome que permite a las personas tomar una decisión informada que se aplica a toda su navegación web, y podrán ajustar esa decisión en cualquier momento», escribió Anthony Chavez, vicepresidente de Privacy Sandbox de Google, en una publicación de blog.